Wednesday, May 30, 2007

In your face




Portada de Opus Totus, antología de poesía de mujer. Disponible en La Tertulia. El poema que sigue no pertenece a esa colección.






























Niña tu boca


es el cuchillo en la guerra santa .

Quisiera que fuese un escándalo.


La sangre se me llena de palabras.


Tu boca, niña,


de escándalo quisiera llenarla.




24 de mayo de 2007

Tuesday, May 29, 2007

Y ustedes, mares


Saint John Perse
Traducción Beba Marucci


I

Y ustedes, Mares, que leían en más vastos sueños, ¿no abandonarán una noche los rostros de la Ciudad, entre la piedra pública y los pámpanos de bronce?

Más grande, oh muchedumbre, es nuestra audiencia en esta vertiente de una edad sin ocaso: el Mar, inmenso y verde como una aurora en el oriente de los hombres,

El Mar en fiesta sobre sus gradas como una oda de piedra: vigilia y fiesta en nuestras fronteras, murmullo y fiesta a la altura de los hombres -el Mar mismo nuestra vigilia, corno una promulgación divina...

El olor fúnebre de la rosa no ha de cercar ya las rejas de la tumba; la hora viva en las palmeras no ha de encubrir ya su alma de extranjera... Nuestros labios de vivientes, ¿fueron amargos alguna vez?

He visto sonreír en las hogueras de alta mar la inmensa cosa en feria: el Mar en fiesta de nuestros sueños, como una Pascua de heno verde y como fiesta que se santifica,

Todo el Mar en fiesta de confines, bajo su halconera de nubes blancas, como dominio de franquicia y como tierra de manos muertas, como provincia de hierba mala que hubiese sido jugada a los dados...

¡Inunda, oh brisa, mi nacimiento! ¡Y que mis auspicios

se marchen al circo de más vastas pupilas!... Las azagayas del Mediodía vibran a las puertas del júbilo. Los tambores de la nada se rinden ante los pífanos de la luz. ¡Y el Océano, aplastando de una parte a otra su carga de rosas muertas,

Sobre nuestras terrazas de calcio levanta su cabeza de Tetrarca!

II

... Los haré llorar, ya es demasiada gracia entre nosotros.

-Llorar de gracia, no de pesar, dice el Cantor del más bello canto;

"Y de esta pura inquietud del corazón cuya fuente ignoro, "Como de este puro instante de mar que va delante de la brisa..."

Así hablaba el hombre de mar, con frases de hombre de mar,

Así alababa, alabando al amor y al deseo de mar

Y hacia el mar, de una parte a otra, esa arrollada todavía de las fuentes del placer...

"Esta es una historia que contaré, ésta es una historia que habrá de escucharse;

"Esta es una historia que contaré como conviene que sea contada,

"Y con tal gracia será contada que no quedará más que regocijarse.

"Una historia, por cierto, que se quisiera escuchar, en la despreocupación aún de la muerte,

"Y tal y tal, en su frescura, en el corazón del hombre sin memoria,

"Que nos dé nueva merced y como brisa de estuario a la vista de las lámparas de la tierra.

"Y de entre aquellos que la escucharán, sentados bajo el gran árbol de la pena,

"Pocos serán los que no se levanten, los que no se levanten con nosotros y no vayan sonrientes

"Otra vez, entre los helechos de la infancia y la marcha de los báculos de la muerte".

III

Poesía para acompañar la marcha de una recitación en honor del Mar,

Poesía para asistir al canto de una marcha alrededor del mar.

Como la empresa de dar la vuelta al altar y la gravitación del coro en el circuito de la estrofa.

Y este es un canto de mar como jamás fue cantado, y es el Mar en nosotros quien lo cantará:

El mar que llevamos con nosotros hasta la saciedad del aliento y la peroración del suspiro,

El Mar, en nosotros, paseando su sedoso rumor de alta mar y su frescura de breva por el mundo.

Poesía para aplacar la fiebre de una vigilia ante un periplo de mar. Poesía para mejor vivir nuestra velada en la delicia de mar.

Y este es un sueño en el mar como jamás fue soñado y es el Mar en nosotros quien lo soñará:

El Mar, tejido en nosotros, hasta sus zarzas abismales, el Mar, en nosotros, tejiendo sus grandes horas de luz y sus grandes estelas de tinieblas.

Todo licencia, todo nacimiento, y todo arrepentimiento, ¡el Mar, el Mar! en su flujo de mar,

En la afluencia de sus burbujas y la sabiduría infusa de su leche, ¡ah! en la ebullición sagrada de su vocales -las santas hijas! ¡las santas hijas!-

El mar mismo todo espuma, como Sibila en flor sobre su silla de hierro...